martes, 17 de mayo de 2011

Soñar

No conseguía escapar. Notaba mis pies terrible e incomprensiblemente lastrados y pese a todo mi empeño la distancia con mis perseguidores se reducía inexorablemente. Aunque no me atrevía a mirar atrás, ya casi podía sentir su aliento en mi espalda. De pronto noté que me elevaba. Si me esforzaba lo suficiente podía despegarme del suelo en una levitación imposible pero salvadora. Era consciente de que esto ya lo había soñado antes, pero aun así la situación me aterraba, y agité com mayor ahínco pies y manos para ganar unos centímetros más de altura. Era casi como nadar en el aire. Ojalá pudiera despertar...

Entré en mi habitación por la ventana, convencido de que mis perseguidores ya no me encontrarían. Inmediatamente me acosté en la cama deseando dormirme cuanto antes y adentrarme en los sueños para poder escapar, siquiera por un instante, de la extenuante realidad que me envuelve.

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